Ana María Barcia: “Nada me hace más feliz que fomentar el amor por Iquitos”

La escritora Ana María Barcia nació en Iquitos un 23 de abril, Día del Idioma Español. Se dedica a la escritura desde el 2001. Nos comenta que nada le hace tan feliz como el poder fomentar el amor y el respeto por la tierra que la vio nacer, a su gran diversidad ecológica, y a su vasta y rica cultura a través del arte y la lectura de sus obras literarias

Cuando le preguntamos por algunos referentes menciona a Víctor Hugo, Jorge Isaacs, Ciro Alegría, Clorinda Matto y Nicomedes Santa Cruz. En su escritura –compuesta por cuentos, poemas y novelas– aborda temas como la corrupción y la formación del ser humano.

Nos cuenta también que siempre ha autofinanciado sus libros. Al comienzo pedía préstamos para publicar sus obras. Sin embargo, ahora posee un capital y algunos de sus títulos han tenido múltiples ediciones. Considera que cada nueva edición es una oportunidad para mejorar sus historias. Además, combina la escritura con la promoción de la lectura y la literatura en su comunidad, visitando colegios y facilitando el acceso a sus obras.

En la actualidad, Ana María Barcia se dedica por completo a la literatura. En el 2021, participó como escritora invitada de la Feria del Libro de Guadalajara en México.

Publicaciones

La presencia del Ausente (2007)

Ana María Barcia

Novela histórica que narra la historia de amor que trasciende la muerte de Fernando Lores Tenazoa, héroe nacional quien participó en el conflicto entre Perú y Colombia de 1933. Para su autora, la novela tiene un gran contenido político, social, ecológico, cultural y romántico.

Más publicaciones de Ana María Barcia

Poesía

  • Tesoros convertidos en palabras (2004)
  • Inspiración tropical (2018)

Narrativa

  • Escencia de mi tierra (2002)
  • Ábanico de cuentos (2007)

Novela

  • Luciérnaga (2004)
  • La presencia del ausente (2007)

El drama

     El reloj marcaba las 11:30 de la mañana. Aquel extraño día, el intercomunicador dejó de funcionar. El hombre detuvo sus pasos perdidos y agitados para poder guiarse mejor. Nunca la selva majestuosa le había parecido tan extraña y misteriosa por lo que exclamó desconcertado: “¡Ay caramba! No es nada fácil caminar por estos parajes, el terreno es muy accidentado; yo que llevo tanto tiempo en la vida militar, he logrado adquirir ciertas experiencias en mis viajes por la selva, aquellas que me dieron mucho prestigio en la institución; sin embargo, en este sitio de apariencia hostil me siento desorientado… no importa, seguiré el curso del río hasta encontrar alguna salida ¡Ayúdame Señor, apiádate de mí por favor; ten piedad Dios mío!”

     Un puñal y una cantimplora lo acompañaban en su forzada aventura hacia un destino incierto. Varias horas de caminata sorteando peligros geográficos lo llevaron a las orillas del río Putumayo; para alivio suyo, el aire empezaba a circular con toda su pureza, allí sintió que mejoraba la respiración; por esa razón, decidió permanecer en el lugar como un náufrago a la espera de alguna embarcación fluvial.          

Extracto de La presencia del ausente